9 extravagancias y una tendencia aburrida
La cosmética contemporánea, en su eterna huida hacia adelante, es como un paseo por Miami Beach
Este verano estuve en Miami. Siempre que voy (lo digo como si fuera Shakira y viajara allí con frecuencia) me embobo mirando melenas, biquinis, vestidos de rejilla, actitudes. Me encanta ese exceso y que la vista tarde 10 segundos en normalizarlo. Cuando todo es extravagante nada lo es. Pienso cómo se podría llamar la atención paseando por Ocean Drive y cenando en el hotel W y concluyo que con un pantalón beige de pinzas, una camisa blanca oversize, la melena secada al viento y la cara no-maquillada, que es una forma de maquillarse, como ya sabemos desde hace una década. No pretendo ser ingeniosa ante mí misma: creo que sería la única forma de destacar allí.
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