Cuestión de gusto
Ubicado en lo alto de la ciudad, sobre el Duero, desde el parador se divisa y organiza todo lo que se visitará o saboreará después: el renacentista palacio de los condes de Gómara, el acebal de Garagüeta –con su bosque en el que se hace de noche al entrar y sus bayas rojas ya a punto–, el torrezno y un menú micológico de estreno esta temporada
En un sestil (o sesteadero) formado por acebos de 12 metros se refugia el ganado del calor, de la lluvia o de lo que toque en Soria. Este arbusto de bayas rojas, que presenta porte de árbol en el acebal de Garagüeta, crece tanto y tan alto que crea una cuadra natural a la que acuden las yeguas y las vacas a encerrarse y senderistas a salir de su rutina y de su ciudad. El bosque, de 406 hectáreas y ubicado a 30 kilómetros de la capital, empieza estos días a estar en su mejor momento. Los frutos maduran y los habitantes de Arévalo de la Sierra (44 hombres y 25 mujeres, según el INE) van a emprender la poda para que los artesanos preparen coronas de Navidad y centros de mesa con bolitas rojas. Las setas de cardo y otras que señala la guía local Cristina Martínez ya han salido. Los visitantes llegan a Soria en esta época por el mundo fungi, como describe la experta, y porque el torrezno llama mucho, aunque mayor regusto deja el Duero, al que se asoma el parador desde lo alto del cerro del Castillo. El hotel sirve esta panceta frita hasta en el desayuno y también ofrece un menú micológico para conectar más con la tierra y con el paisaje.
Redacción y guion:
Mariano Ahijado
Coordinación editorial:
Francis Pachá
Fotografía:
César Manso
Desarrollo:
Rodolfo Mata
Diseño:
Juan Sánchez
Coordinación de diseño:
Adolfo Domenech
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