Dale que dale con la verdad
No veo todas las series porque eso equivaldría a un posible suicidio, pero sí percibo en bastantes de ellas las nuevas formas de adoctrinamiento
No tengo dudas sobre la existencia ancestral de la mentira asociada al poder, al miento porque quiero, porque puedo, porque me conviene. Y, por supuesto, también la utilizan los débiles en su instinto de supervivencia. Pero flipo con los que jamás tienen la menor duda sobre dónde está la verdad. Las religiones lo han utilizado continuamente e impuesto a sus feligreses. La verdad sin duda existe en cosas obvias, pero frecuentemente está revestida de complejidad, de matices, de zonas oscuras. Por ello me asaltan el rubor y la vergüenza ajena cuando leo en la columna de un medio de comunicación que este es el atril más honroso para quienes amamos la verdad y nada más que la verdad. Pues que esta condición les ayude a dormir inmejorablemente. También la creencia de que el mundo se divide exclusivamente entre buenos y malos. Voy a dejar de escuchar la demoledora canción argentina Cambalache, que ha sido mi biblia para explicarme el mundo y su funcionamiento.
¿Cuál es tu reacción?