Disparo en el pie de ‘El hormiguero’, la desesperación no es un malentendido
Hay que tener muy poca confianza en uno mismo para montar un escándalo nacional porque un medio rival entreviste a un motorista antes que tú
Najwa Nimri confesó en La revuelta estar vetada por El hormiguero; Mario Casas reconoció que, si iba antes a La revuelta, en El hormiguero se enfadaban; Ana Mena agendó un día con La revuelta y El hormiguero, con el que ya había acordado una entrevista, le ofreció un único día a la artista: el que había comprometido con La revuelta (la artista hizo El hormiguero, pero al día siguiente por clamor popular se saltó su agenda, que la llevaba a Valencia, y acudió a La revuelta). Aunque nadie se esperaba las audiencias de David Broncano en TVE, las cláusulas y exigencias del sistema montado durante años por El hormiguero en el circuito de colaboradores y entrevistados no son nuevas, ni desconocidas, ni escandalosas, ni exclusivas de ellos (sobran ejemplos en radio o televisión en la historia), solo que ahora se le ven más las costuras sobre el celo al que obedecen: a las inseguridades propias de quien prefiere pinchar las ruedas de su competidor antes que correr contra él, se une la desesperación. Y eso es nuevo.
¿Cuál es tu reacción?