El aterrizaje descafeinado de Trapero en la dirección de los Mossos
Mandos del cuerpo esperan unos cambios que no llegan y las escalas inferiores muestran “cansancio” de “volver a empezar”
Las consecuencias últimas del aterrizaje de Josep Lluís Trapero, de 58 años, en la dirección política de los Mossos tardarán en notarse. Pero las expectativas de algunos eran tan elevadas, que su “ilusión” se ha transformado en “desencanto”. “No se han atrevido a apostar por el cambio”, lamentan mandos del cuerpo, que esperaban una reestructuración policial profunda. La otra cara de la moneda la sufren quienes temen que las “represalias” lleguen, tarde o temprano, en una organización habituada a las vendettas. Mientras, la escala intermedia acusa el “cansancio” de tener que “volver a empezar”.
Incertidumbre en investigación
Una de las comisarías que vive con más incertidumbre los cambios en la cúpula de los Mossos d'Esquadra es la de investigación. No porque el nuevo director, Josep Lluís Trapero, pretenda llevar a cabo una escabechina entre sus filas, sino por el lugar que pueda reservar al intendente Toni Rodríguez, purgado por la anterior dirección, y considerado uno de sus fieles escuderos. Rodríguez era el máximo jefe de investigación y fue cesado y desterrado a Rubí como jefe de la comisaria. "Se merece la restitución y es necesaria, pero si vuelve, eso implica cambios", indican mandos de la comisaría. Rodríguez fue el responsable de investigaciones por corrupción contra la expresidenta del Parlament Laura Borràs o contra el responsable del Departamento de Interior Miquel Buch por la escolta en Bélgica de Carles Puigdemont. Ambos fueron condenados por ello. Hasta el momento, Rodríguez continúa en Rubí, sin que se le haya asignado un nuevo destino.
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