El largo viaje de redención de James Pearson: de las drogas y la depresión a la cima de la escalada
El inglés alcanza el máximo grado de dificultad jamás logrado en un tipo de ejercicio donde el compromiso y la exposición resultan intolerables para la inmensa mayoría
El verano ha estado marcado por la inclasificable cabalgada alpina de Kilian Jornet, un torbellino de velocidad que ha eclipsado al menos una gran realización perpetrada en la cara norte del Ben Nevis (Escocia). Si el mundo de la escalada y el alpinismo han entendido al fin que la alimentación, la psicología o el entrenamiento planificado y científico son un peaje obligatorio para avanzar a toda pastilla, la paciencia sigue siendo, en cambio, una de las grandes virtudes a manejar en las ascensiones más técnicas y expuestas. Existen muchas formas de entender la escalada en roca, pero ninguna conserva una ética tan sólida como la que impera en el Reino Unido, un lugar donde, curiosamente, apenas existen paredes decentes.
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