El Monasterio de Cartuja de Jerez, clausurado por una orden religiosa pese a ser público, abre por fin sus puertas
El bien cultural más importante de Cádiz, que fue Monumento Nacional antes que la Alhambra de Granada, comienza a recibir visitas tras medio milenio de espera
El agua realza la delicada piedra martelilla, tallada con preciosismo de joyero. Las gárgolas vomitan caños que dibujan cuartos de circunferencia en el aire y repiquetean con fuerza sobre el suelo. Llueve con fuerza en el bien cultural más importante de la provincia de Cádiz, ese que fue declarado Monumento Nacional antes incluso que la Alhambra de Granada. Pero no hay temporal que achante a María García. Paraguas al ristre, es la primera vez en sus 74 años que visitará el interior del Monasterio de la Cartuja de Jerez. “Hemos luchado mucho por esto”, tercia la jerezana con la mezcla exacta de ilusión y reivindicación. Tras más de medio milenio de historia en clausura y la marcha de las Hermanas de Belén, la última orden religiosa que vetó con celo la entrada al cenobio en las últimas dos décadas pese a ser de titularidad pública, los gaditanos descubren al fin un valioso patrimonio que les era ajeno.
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