El paradigmático periplo de Russell Brand: de ídolo progre a caído del ‘MeToo’ que defiende a Trump
Su caso reencarna el arco dramático clásico del hombre activista de izquierdas al que el movimiento feminista sacó los colores por conductas inaceptables y que, como reacción a la “persecución del sistema” decide pasarle al otro lado de la carretera, renegar del progresismo, aborrecer lo ‘woke’ y ser negacionista
Antes de que Donald Trump pasase a la historia por ser el primer presidente de los Estados Unidos en llegar al cargo siendo un delincuente condenado por los tribunales, ostentaba otros muchos dudosos honores, como el de haber sido el primer candidato presidencial en atreverse a usar argumentos directamente misóginos durante una campaña presidencial. Ocurrió en la anterior, la de 2016, cuando dijo aquello de que la mejor manera de dominar a las mujeres era “agarrarlas por el coño” (o grab’em by the pussy). En ese momento el comediante, showman, actor y autor británico Russell Brand todavía vivía en Reino Unido, donde era abogado habitual de causas progresistas, colaborador de medios marcademente izquierdistas como New Statesman, defendor de causas que actualmente se llamarían ‘woke’ (como los movimientos antiglobalización y la causa palestina). El pasado martes, cuando se conoció la victoria de Donald Trump frente a Kamala Harris, el mismo Russell Brand que en tiempos pretéritos hizo campaña en su país de origen por Jeremy Corbin lucía ahora orgulloso una característica gorra trumpista en la que se podía leer “Hagamos a Jesús grande de nuevo”. Esta conducta no resultaba sorprendente teniendo en cuenta el perfil del personaje, adicto a la atención mediática. Quien haya seguido los pasos del comediante que saltó a la fama en los primeros 2000 como presentador de la MTV sabrá que Brand siempre ha sido un polemista. Sin embargo, su caso reencarna el arco dramático clásico del hombre activista de izquierdas al que el movimiento feminista sacó los colores por conductas inaceptables y que, como reacción a la “persecución del sistema” decide pasarle al otro lado de la carretera, renegar del progresismo, aborrecer lo woke y ser negacionista.
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