El partidismo en una tempestad shakespeariana
El colapso de la coalición de gobierno alemana y el contorsionismo para formar una en Francia evidencian que Europa no supera cálculos egoístas ni siquiera en tiempos críticos
Vivimos tiempos que parecen una tempestad shakespeariana, entre tormentas políticas y un cambio climático pavorosos, y con esa sensación de que lo que se ve es símbolo de una cordura que se tambalea en muchas partes. Esta semana, mientras Donald Trump cosechaba un triunfal regreso a la Casa Blanca y Viktor Orbán lo celebraba descorchando vodka —porque se hallaba en Kirguistán y no tenía a mano champán—, hubo que asistir al asombroso espectáculo de los liberales alemanes precipitando una caótica crisis de Gobierno en Berlín en uno de los momentos más delicados de las últimas décadas por intransigencia dogmática y calculillos partidistas. Se negaron hasta las últimas consecuencias a aceptar un endeudamiento para sufragar gastos militares de apoyo a Ucrania y a una industria interna en dificultad.
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