El problema con el mármol en la cocina: por qué el material más caro y esclavo sigue triunfando
Esta roca luminosa sobrevive en los hogares modernos, a pensar de su aparente fragilidad y costes elevados. Cinco estudios de interiorismo valoran sus atributos y desventajas en la actualidad
El mármol ha sido desde hace siglos un componente tan innato de las cocinas como el fregadero o el horno de leña. En las estancias de los diferentes palacios de los Médici, por ejemplo, donde se preparaba su famoso recetario, grandes losas de piedra abrazaban el suelo, las paredes y encimeras. Los bloques de mármol grueso también se hicieron populares en las cocinas victorianas, usado a menudo en la zona de repostería por su superficie lisa y de fácil lavado. Y no solo frecuentaban los hogares reales, también ejercieron de superficie de corte en las carnicerías al mantener la comida fresca mucho más tiempo. “No hay más que ver los bares antiguos de Madrid, con barras de mármol de Macael que han sobrevivido a todo y han ganado en belleza y pátina a medida que pasaban las décadas con miles de clientes, vasos y golpes”, señala Pablo López Navarro, cofundador de Casa Josephine Studio desde 2012.
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