Errejón dimite, el feminismo avanza
La convulsión por el comportamiento sexual del portavoz de Sumar evidencia una transformación de la sociedad que no tiene vuelta atrás
La dimisión del portavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón, 48 horas después de que en las redes sociales emergiera una acusación anónima de violencia machista que apuntaba indirectamente a él, se ubica dentro de una inquietante realidad social relativa al volumen de violencia sexual todavía demasiado oculta y normalizada. La explosión social y mediática del caso Errejón, cofundador de Podemos y uno de los políticos más mediáticos de la izquierda en la última década, se producía este jueves después de que anunciara en una enrevesada carta las supuestas motivaciones de esa renuncia, aunque no así una clara asunción de responsabilidades. Esta convulsión arroja una luz excepcional sobre el tipo de violencia que mezcla el abuso de poder, la cosificación de la víctima y la certeza de la impunidad. Su inevitable relevancia social se explica porque pone ante los ojos de muchos una forma de violencia difícil de encajar con el retrato típico del monstruo violador, poniendo de manifiesto el perfil “corriente” de quien la ejerce.
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