Esther López Barceló: “Hemos perdido la narración de las mujeres durante la dictadura, en parte, porque nunca creyeron que sus experiencias tuvieran valor”
La arqueóloga analiza en su cuarto libro cómo sigue abierta la herida de la dictadura franquista y cómo los objetos y las narraciones hasta ahora ocultas, sobre todo de mujeres, son necesarias para cerrarla
En la portada de su cuarto libro hay unos tacones adelgazados por el tiempo y carcomidos por la tierra en la que estuvieron décadas sepultados. Una etiqueta cuelga de ellos: “Fosa 115″. Debajo, el título de ese volumen publicado por Barlin este año, ya con segunda edición: El arte de invocar la memoria. Anatomía de una herida abierta. Esther López Barceló (Alicante, 40 años) eligió esos zapatos porque llevaba mucho tiempo fascinada con ellos: “Los objetos tienen una enorme potencia para interpelarnos”. Esos pertenecieron a una mujer que fue asesinada el 8 de marzo de 1940 en Paterna, una localidad a diez kilómetros de Valencia con un cementerio donde yacen los restos de 2.237 personas fusiladas. Víctimas del franquismo. ¿El nombre de la mujer que llevaba esos tacones? Nunca supieron si fue Vicenta Mena Mahiques o Rosa Climent Grimaldo, ambas fueron asesinadas ese viernes de hace 84 años. “Visantica nació en Oliva, era sastresa y anarquista. Rosa, la Bufa, trabajaba de enfermera y nació en Alzira. Una de las dos se calzó sus mejores zapatos para ir a su ejecución”, escribe la arqueóloga e historiadora en ese ensayo que, como todo su trabajo en exhumaciones e investigaciones en los últimos años, ha sido la búsqueda del pasado para conectarlo con el presente porque, dice, “en este país esa herida no está cerrada, este país es el país de la anomalía”.
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