Francia restringirá aún más su ley migratoria solo un año después de la última reforma
La normativa actual se aprobó con el beneplácito de la ultraderecha y abrió una brecha en el Gobierno, pero no contenta ya al ala más conservadora del Ejecutivo de Barnier ni a Le Pen
El debate político en Francia bascula estos días entre dos centros de gravedad constantes que, en realidad, no van tan desligados: la economía y la inmigración. Para el primer asunto, el Parlamento debate ya los recortes que contempla el Presupuesto presentado la semana pasada por el primer ministro, Michel Barnier. Para el segundo, el más complicado, porque enfrenta directamente a los extremos ideológicos que deben mantener con vida al frágil Ejecutivo, el Gobierno ha anunciado que trabaja ya en una nueva ley de inmigración que verá la luz el año que viene, pese a que el ministro de Justicia, el socialista Didier Migaud, no parecía estar al corriente. El proyecto, del que aún hay pocos detalles, contempla ampliar el perodo de detención de los migrantes irregulares.
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