Jordi Corominas obtiene el Piolet de Oro por su carrera alpinística
El catalán, que casi siempre mantuvo en secreto sus grandes ascensiones, es el nexo de unión entre el alpinismo del siglo XX y el del XXI y merece ahora un galardón que antes obtuvieron Bonatti, Messner o Kurtyka
Jordi Corominas tendrá su Piolet de Oro. Luego es cierto que existe cierta forma de justicia poética: finalmente, el alpinista que no deseaba ser conocido se verá obligado a colocarse bajo los focos y explicarse. Corominas adora las palabras pero no habla de sí mismo. Jamás. Puede que no exista nadie que le haya escuchado nunca decir “yo escalé esto o aquello”. En un universo de egos desmedidos, el de Corominas (66 años) no puede rastrearse. Sin embargo, la figura del catalán criado en La Rioja es legendaria y permite comprender el nexo de unión entre el alpinismo del siglo XX y el del XXI, entre la pesadez de asediar las grandes montañas y la libertad de escalarlas de forma ligera. Entre pelearse con los grandes problemas y abrazarlos para ser capaz de ponerse a la altura de la dificultad sin trampas, atajos o artificios.
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