Las bajas de paternidad y maternidad: ¿Por qué los deportistas no se acogen a ellas?
Muy pocos son los deportistas de alto rendimiento que se acogen a los permisos por nacimiento y cuidado del menor por sus carreras cortas, imaginario social y cultura y desigual reparto de roles entre hombres y mujeres
Futbolistas que celebran sus goles a sus hijos recién nacidos. Leo Messi homenajeó al pequeño Thiago un día después de su nacimiento con su nombre en sus botas. Andrés Iniesta dedicó un tanto a su hija Valeria tres días después de llegar al mundo. Gerard Piqué no faltó a los entrenamientos tras la llegada de sus hijos. “No tengo previsto que [la paternidad] suponga un cambio en mi vida profesional”, llegó a decir Rafa Nadal. Pocos son los casos de aquellos deportistas que han parado tras una paternidad o maternidad —no gestante—, menos los que se han acogido al permiso por nacimiento y cuidado del menor. Un caso, David de Gea, que se ausentó durante seis partidos —un mes—en 2021, y que el Manchester United vivió con normalidad; o el golfista Jon Rahm, que dio un descanso a su carrera profesional en 2020 por el embarazo de su mujer. A veces, considerados “héroes” que, dependiendo de la mirada, lo son por acogerse a su “responsabilidad” como deportistas y otras como padres. Los profesionales apuntan que se trata de una “decisión personal” derivada de sus cortas carreras; pero los sociólogos añaden que también es una consecuencia del imaginario colectivo sobre la maternidad y paternidad arraigado en la sociedad. “El deporte es un reflejo de lo que ocurre, hasta cierto punto, en la sociedad. Pero es distinto: no está tan democratizado, no es tan equitativo y algunas cosas son un anacronismo del pasado”, comparte David Moscoso, catedrático de Sociología del Deporte de la Universidad de Córdoba, y añade que existe un “desigual reparto cultural de los roles entre hombre y mujeres desde los primeros años de la infancia”.
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