‘Lo que hacemos en las sombras’: los vampiros que compartían alquiler
Llega la última temporada de la serie de comedia que parodia a los chupasangres y que demuestra que, mientras estos aparezcan en la ficción, alguien estará dispuesto a burlarse de ellos
Si hoy en día un vampiro tuviera que buscar piso en una gran ciudad, se vería como Nosferatu en Bremen en la película de Murnau, paseando con su ataúd debajo del brazo, en una escena cómica de una película que no tenía nada de divertido. Como tampoco tiene ninguna gracia que cada día sea más difícil encontrar vivienda, no ya en propiedad, sino para alquilarla, llevando cada vez a más gente adulta a ocupar una habitación en un piso compartido. Si un grupo de vampiros quisiera mudarse a Nueva York, es muy probable que terminaran en Staten Island, siendo el distrito residencial más despoblado de la zona, y donde los precios del alquiler no alcanzan las cifras de Manhattan. Cohabitar con seres de la misma naturaleza permite ser uno mismo en casa, enfrentar las dificultades en común, y traer comida humana sin tener que dar explicaciones. Pero también surgen los roces, desavenencias y enredos. Este fue el punto de partida de Lo que hacemos en las sombras, la serie de comedia producida por FX, cuya primera temporada fue estrenada en 2019, y está a punto de morir este año con la emisión de su última temporada (en España, en Max).
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