Los libaneses que huyen de zonas bombardeadas: “Hemos cogido ropa, comida para los niños y poco más”
Las familias llegan con rostro cansado y preocupado a colegios convertidos en refugios improvisados. Beirut también parece una opción peligrosa y la huida de decenas de miles de personas forma enormes atascos hacia las montañas
Hiba Tubjanali contiene el llanto hasta que se queda a solas, acaricia la masbaha (una especie de rosario musulmán) y piensa en su padre, al que acaba de intentar, una vez más, convencer por teléfono de que salga corriendo de Yohmor, el pueblo libanés que ―durante casi un año― les parecía relativamente a salvo de los bombardeos israelíes y del que ahora no paran de llegarles por WhatsApp noticias de vecinos muertos. No era el plan que decidió este mediodía en minutos, pero ha acabado con su familia política en la escuela primaria de un lugar extraño: Qob Elías, a unos pocos kilómetros de la zona fronteriza con Siria que el ejército israelí dio a los civiles dos horas para abandonar y donde se escuchan los bombardeos de fondo. Tubjanali se dirigía en realidad hacia Beirut, pero alguien les avisó en el camino de que Qob Elías estaba retirando los pupitres en los colegios para acoger a cientos de desplazados y les pareció más seguro que seguir por carretera hasta la capital, en cuya salida hacia las montañas se puede ver también una fila interminable de vehículos y colas en las gasolineras. Decenas de miles de personas han escapado de sus hogares en una sola jornada, según el Ministerio de Sanidad, sin tener muy claro hacia dónde. El paso de las horas acabó, de hecho, dando la razón a Tubjanali. Mientras se descalzaba, recibía la noticia de que la aviación israelí acababa también de bombardear allí, en Dahiye, el suburbio sur chií de la capital y feudo de Hezbolá, para intentar asesinar a Ali Karaki, uno de los principales dirigentes de la milicia.
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