No era el día de Nadal, era la fiesta de Países Bajos
Van de Zandschulp, verdugo del español, vuelve a triunfar antes de que Griekspoor certifique el primer pase a la final de los suyos, el domingo ante Italia o Australia
Asiste el público del Martín Carpena con resignación a un espectáculo bien diferente al que se preveía para este viernes: ahí abajo no está España y, por tanto, no hay rastro alguno de Rafael Nadal ni, en consecuencia, grandes signos de fiesta. Los planes soñados e imaginados por muchos saltaron por los aires la noche del martes, cuando Países Bajos, una aparente Cenicienta, eliminó el equipo anfitrión de esta Copa Davis y disipó la posibilidad de una velada especial, de ese homenaje que al final terminó siendo de dudosa factura; más bien “cutre”, que decía el preparador del mallorquín, Carlos Moyà. En los graderíos no están Djokovic, Gasol o Murray, ni tampoco los políticos ni los representantes ni las celebridades varias que pensaban acudir para el adiós. En vez de eso, mucha cancelación de hotel, mucho palco VIP vacío y una atmósfera fría hasta que Tallon Griekspoor, sensacional, certifica el 2-0 ante Jan-Lennard Struff (6-7(4), 7-5 y 6-4) y resuena por todo lo alto: “¡Holland, Holland, Holland!”.
¿Cuál es tu reacción?