Oveja negra con ínfulas
Que los jueces solo tengan que responder ante sus colegas puede favorecer el corporativismo y la sensación de impunidad
Recordaba el otro día una película que no me gusta especialmente y que creo que, en parte, junto con otras parecidas, ha favorecido la actual inconsciencia ciudadana por los derechos fundamentales y el gusto por los gobiernos autoritarios, particularmente en EE UU, pero no solamente. Se trata de Magnum Force, de 1973, conocida como Harry el fuerte en España, en una de esas traducciones disparatadas que se hicieron varias veces. La película relata cómo un teniente ha llegado a la conclusión de que el sistema no sirve, pues deja libres a demasiados delincuentes, lo que hace que decida crear una especie de grupo de matones de élite con policías de su confianza, que van ejecutando a quien consideran “malo”. El subordinado del teniente, el inspector Harry Callahan —Clint Eastwood— no es mejor que ellos, pues mata a cualquiera a quien ve cometiendo un delito flagrante y le apunta con un arma, Son estos los dos únicos requisitos para la ejecución. Pese a ello, Callahan ve negativo el grupo del teniente, lo que lleva a este último a intentar eliminarlo, primero físicamente; al no conseguirlo, utiliza el sistema, manipulando las pruebas para que lo echen del cuerpo policial y lo metan en la cárcel. Al final, dice el teniente, todos creerán antes su palabra que la de Callahan.
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