¿Por qué cuesta tanto coger el hábito de hacer deporte?
La pereza o la falta de tiempo son argumentos comunes en el discurso de las personas que tienen dificultades para practicar ejercicio de manera constante. Una de las formas de superar esa barrera es entender que no tiene que ser una actividad puramente de disfrute
Cada año, existen dos momentos clave que invitan a hacer una reflexión individual sobre qué cosas o ámbitos de la vida se pueden mejorar: el fin de las Navidades y la vuelta de las vacaciones de verano. Ambas fechas suponen el final de un ciclo que goza de cierta trascendencia personal en el que, casi de manera inconsciente, las personas tienden a hacer un balance de sus circunstancias y del camino que sus vidas están trazando. Los propósitos de Año Nuevo son un refugio muy recurrente para posponer aquellas actividades que nos da pereza emprender o, lo que es lo mismo, un acto de procrastinación en toda regla. Lo mismo ocurre con el mes de septiembre para aquellos que, aunque pueda hacer lustros que dejaron de ser estudiantes, aún se guían según la referencia de contar años por cursos escolares. Entre todos los nuevos propósitos de unas fechas y de otras, siempre hay uno que resulta muy recurrente: el de ser más disciplinado a la hora de hacer deporte.
¿Cuál es tu reacción?