Un equipo de genetistas descubre la tecla para aumentar el sabor de los tomates sin reducir su tamaño
Los investigadores han logrado incrementar un 30% el nivel de azúcares del fruto, un sueño perseguido por otros científicos desde hace décadas
El biólogo español Francis Mojica hizo un descubrimiento trascendental hace dos décadas, pero ignoraba hasta qué punto. Observó que unos microbios de Alicante utilizaban una especie de tijeras diminutas para defenderse de virus invasores troceando su material genético. La bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier y su colega estadounidense Jennifer Doudna se dieron cuenta en 2012 de que esas tijeras microbianas, bautizadas CRISPR, podían servir para reescribir el ADN de cualquier especie. Ambas ganaron por ello el Nobel de Química de 2020. Las primeras terapias CRISPR, aprobadas hace un año, ya salvan vidas humanas. Y este miércoles se presenta la última hazaña de esta tecnología: tomates más sabrosos, con el mismo tamaño. Para algunos, el santo grial de la agricultura.
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