Un mundo sin niños
El declive demográfico no es solo en países ricos, como se pensaba, y ha sido más rápido de lo esperado
La crisis global de fertilidad es peor de lo que piensas. Lo ha contado en varios artículos, en El Confidencial y The Spectator, el economista Jesús Fernández-Villaverde. Escribe: si tienes 55 años o menos, tienes la oportunidad de ver algo que pocas generaciones han visto, sin guerras o epidemias: un sostenido declive en la población humana. Fernández-Villaverde rebaja el cálculo global de la tasa de fertilidad de la ONU a 2,18: por debajo de la tasa de reemplazo. La población todavía no cae porque el momentum demográfico implica que las mujeres nacidas en los ochenta y los noventa siguen teniendo hijos. Así que aunque los nacimientos bajan en picado, todavía superan a las muertes. El declive no es solo en países ricos, como se pensaba; y ha sido más rápido de lo esperado. Fernández-Villaverde desmonta tres hipótesis optimistas. La caída de la población no será buena para el medioambiente, porque una población asfixiada económicamente por el envejecimiento estará menos preocupada por el calentamiento global. La inmigración deja de ser una solución si la caída demográfica ocurre en todo el planeta; la inmigración que necesite un país puede ser un desafío para la sostenibilidad de ese país, los inmigrantes también consumen servicios (también cobran pensiones, etc.). Y los problemas de este declive (despoblación, familias distanciadas) no son fáciles de resolver con IA.
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