Uruguay, la democracia tranquila
En la víspera de una nueva elección presidencial, un sólido sistema de partidos políticos mantiene al país sudamericano al margen de la crispación promovida por la extrema derecha regional
Uruguay elige presidente este domingo en una segunda vuelta. La campaña ha sido más bien aburrida, los discursos medidos, los candidatos previsibles; las redes sociales no se han llenado de insultos y apenas si han circulado noticias falsas. En este país no hay un Javier Milei que llame “zurdos de mierda” a sus rivales o un Jair Bolsonaro investigado por un intento de golpe de Estado, mucho menos un Donald Trump. Uruguay es una democracia a la vieja usanza, “la última de partidos que queda en América Latina”, sentencia Gerardo Caetano, historiador y politólogo. Los uruguayos lo saben y se sienten orgullosos de ello.
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