Adicción al sexo: uso y abuso de un concepto impreciso
El comportamiento sexual compulsivo puede ser un problema cuando supone un patrón de conducta persistente que denota un fallo en el control de los deseos o impulsos
Actualmente se abusa del término de adicción para referirse a cualquier conducta placentera que se repite con frecuencia y que interfiere negativamente de algún modo en la vida de la persona. Se ha utilizado con frecuencia para diagnosticar, entre otras conductas, la sobreexposición a las pantallas y a los videojuegos o el uso abusivo de las compras y del ejercicio físico. Pero en sentido estricto la adicción implica una sobreactivación de los circuitos cerebrales del placer y genera una pérdida de control, una dependencia de la conducta afectada, una tolerancia —lo que supone la necesidad de una mayor o más frecuente estimulación para conseguir esos efectos placenteros—, el abandono de otras aficiones y un perjuicio grave en el desempeño académico o profesional y en las relaciones sociales y familiares. En algunas ocasiones se llega a contraer deudas, como ocurre en el caso del juego de apuestas, o incluso a vulnerar la legalidad.
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