El móvil…o yo
Abrazar la vida ante la pantalla, aceptar que nos hemos rendido al scroll infinito y a la pérdida de tiempo consciente, es una de las grandes derrotas contemporáneas.
De media, pasamos 12 años de nuestra vida mirando la pantalla del móvil. Que se hayan inventado cárceles para móviles (cajas con un temporizador para impedirte que los utilices) o que haya relaciones que se rompan porque el móvil se interpone en ellas, demuestran que es una adicción que hemos llevado demasiado lejos. Y lo peor es que a muchos les da igual. Abrazan la vida frente a la pantalla… ignorando que no importa cuántas fotos y vídeos hayas grabado o cuantas horas hayas pasado en Instagram. Lo que importa de verdad, lo inolvidable, no está en el móvil, sino en la cabeza y en el corazón.
¿Cuál es tu reacción?