Advertencia a la IA: la vida virtual suele fracasar
El mayor reto de una tecnología para triunfar no radica solo en su potencia sino en su sentido para la humanidad
Philip Rosedale creó Second Life en 2003, un mundo virtual donde cada uno podía disfrutar de una vida distinta a la que le hubiera tocado. El éxito fue abrumador: durante la década tras su lanzamiento, los usuarios gastaron 3.200 millones de dólares en transacciones virtuales. En 2013 tenía 36 millones de cuentas activas y su creador predijo que el mundo físico acabaría convirtiéndose en un museo. Hace años que sabemos que aquella vida virtual fue un fracaso. Pero no había leído una buena explicación a por qué la humanidad prefirió las redes sociales al paraíso virtual hasta que la escribió la ensayista Leslie Jamison. Su nuevo libro Gritar, arder, sofocar las llamas es, como todos los suyos, verdad y dolor. Es decir: nosotros.
¿Cuál es tu reacción?