Andrés Vázquez de Sola, el caricaturista que nunca calló ante el poder
Desde el exilio en Francia hasta su regreso a una España aún incierta, su vida fue una sátira implacable contra la dictadura y sus abusos
Nadie es profeta en su tierra y menos un caricaturista en una dictadura. O te has equivocado de oficio o te has equivocado de país. Ese fue el caso de Andrés Vázquez de Sola, que era un humorista coherente; de una sola pieza y una sola línea, eso sí maestra y rotunda y de gran seguridad en el trazo. Hombre jovial, de risa fácil y carcajada arrolladora que empleó desenfadadamente durante toda su vida, fue sobre todo un iconoclasta a tumba abierta de convicciones y lealtades inamovibles, dulcificado todo ello por sus perennes lealtades a sus amigos y correligionarios a lo largo de toda su vida.
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