Bela Lugosi
Por qué las películas innecesarias son las que vuelven en nuestros sueños y las que recordamos en esos raros momentos de consciencia, cuando vemos nuestras propia vida como una de esas entrañables y ridículas películas de terror
Hace apenas un año tuve el placer de entrevistar a David J. Skal para este mismo periódico. Una gozosa conversación sobre monstruos, espectros, brujas, vampiros. Tras acompañarles a él y a su editor de Espop al pase del Drácula de George Melford, me preguntó si iría a Sitges con mi película. Le dije que sí, y me dijo: “Me encantará verla. Nos vemos en Sitges entonces”. Nos despedimos allí, junto al agua sucia en el suelo de la pescadería adyacente, mientras yo tenía la premonición de que Skal no iría a Sitges. Murió en Año Nuevo, en un accidente provocado por un conductor borracho. Mi premonición no incluyó algo mucho más fácil: que mi película no llegaría a Sitges.
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