Cómo conseguir ir al gimnasio más de tres meses seguidos: buscar pequeños objetivos y no idealizarlo
La motivación de un entrenador cuando uno es incapaz de animarse por si solo puede ser la clave para no dejarlo. Centrarse en los objetivos sin pensar demasiado en si el camino es placentero o no, otra de las claves para ser persistente
“Tengo la espalda fatal”; “me he dejado llevar este verano”; “cada vez estoy más hecha polvo”; “el médico me ha dicho que tengo principio de osteopenia”... No son pocas las razones por las que se va (o se quiere ir) al gimnasio. Una vez allí, el discurso cambia sobremanera. Hay que enfrentarse a dos opciones: que un desconocido mande, al más puro estilo de Sísifo, levantar una cosa pesada, una y otra vez, hasta que los músculos supliquen clemencia; o ir en solitario, encomendándose a la (posiblemente insuficiente) sabiduría deportiva. Dicho de otro modo, el ejercicio en general es horrible, a pesar de que se haya jurado, una y otra vez, que es adictivo.
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