“De pobres o de pueblo”: por qué vuelve la eterna discusión sobre tender en la calle
Diversas normativas en el territorio restringen que la ropa se cuelgue visiblemente desde el exterior, por motivos estéticos y de seguridad. Sin embargo, muchas veces las prohibiciones chocan con la necesidad
La ropa húmeda secándose al viento es una estampa en remisión, ya apenas parte de los recuerdos infantiles de mucha gente. Diversas ordenanzas municipales a lo largo y ancho del territorio en España tratan de evitar que la colada se tienda de manera que resulte visible desde el exterior, por estética y seguridad. Aunque los criterios estéticos puedan ser subjetivos: en una capital europea como Lisboa, la ropa tendida es casi un símbolo nacional, una imagen asociada directamente a la identidad de la ciudad, que en 2019 incluso se utilizó como reclamo publicitario en una campaña contra la gentrificación. Entonces, ¿cuál es realmente el problema con que las fachadas se pueblen de nuestras prendas o sábanas y debamos esconderlas como una vergüenza?
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