De Reagan a Trump, sesión de cine ante las elecciones estadounidenses
El país triunfante y desquiciado que cuajó en los ochenta es interpretado hoy por una serie de películas que lidian con una identidad hecha de valores perdidos
En uno de los planos más famosos de El último Hurra (1958), clásico de John Ford sobre el fin de la vieja política, el veterano alcalde vencido que interpreta Spencer Tracy (Frank Skeffington, un líder erosionado por el exceso de poder) camina solitario a contracorriente de una masa que celebra el triunfo de su joven rival, el fantoche Kevin McCluskey, un tonto útil que responde a un nuevo orden y a un nuevo espectáculo: el del naciente populismo televisivo. Con aquel travelling, Ford mostraba distancia y desencanto con un país que, como él mismo imprimió cuatro años después en una de sus obras capitales, la trágica El hombre que mató Liberty Valance (1962), prefirió elegir las mentiras de la leyenda antes que la verdad.
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