Del K-pop al baile tradicional: la ola cultural coreana se expande al teatro y la danza
Un macrofestival en Busán convoca a más de un centenar de delegados internacionales para dar a conocer al mundo la punjanza de las artes escénicas y musicales del país
Algo faltaba en la ola coreana de soft culture que baña Occidente desde hace unos años. Sobre ella cabalga el género musical del K-pop, con bandas superestelares como BTS o Blackpink; éxitos cinematográficos como Parásitos, ganadora de cuatro premios Oscar; series como El juego del calamar, que arrasan en las plataformas. La onda llega incluso al cuidado personal, gracias a la doble limpieza de cutis y otros plato saludables como el kimchi. Pero poco se ha sabido de las artes escénicas y musicales actuales de Corea, al menos de manera tan abierta, en esta exportación de cultura autóctona que se devora con satisfacción. Era cuestión de tiempo y la K-wave (ola coreana) o Hallyu, como la llama la prensa china, ha emprendido su expansión internacional en este campo con un festival en Busán, segunda ciudad más importante de Corea, después de Seúl, está repleto de invitados internacionales de todos los continentes.
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