El bajo nivel de los embalses en la cuenca del Júcar por la sequía evitó que el impacto de la dana fuera aún mayor
La Confederación Hidrográfica destaca el papel jugado por presas como Tous, Forata o María Cristina, algunas de las cuales pasaron de estar casi vacías a llenarse de golpe e incluso tener que verter agua
En contra de los bulos difundidos en plena emergencia, las desastrosas consecuencias de la dana no solo no son culpa del derribo de ninguna presa en la cuenca del Júcar, sino que los embalses existentes sí que ayudaron a amortiguar una parte del diluvio, como muestran los datos semanales de las reservas hídricas. En concreto, la Confederación Hidrográfica del Júcar asegura que el papel de estas infraestructuras resultó “muy importante” en las crecidas del río Magro y del propio Júcar, con los embalses de Forata y Tous, respectivamente. En el caso de Tous, un embalse de tamaño considerable (378,6 hectómetros cúbicos), el caudal máximo de entrada durante la dana fue de casi 400 m³/s, una cantidad de agua muy grande que podría haber empeorado todavía más la situación y que fue retenida en su totalidad. Aparte de estas construcciones, los técnicos de este organismo destacan también los fuertes incrementos de agua en los embalses de María Cristina, Sichar o Ulldecona, que contribuyeron a que el impacto no fuera todavía mayor.
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