El futuro, me temo, se llama Trump
Para la UE, podría haber un plan B: recuperar la idea de una Europa a dos velocidades
La arrolladora segunda victoria de Trump puede ser una de esa crisis que, según Monnet, forjan Europa. Porque, si de esta no reaccionamos, acabaremos, con suerte, pudiendo elegir en qué cosas queremos ser colonia americana y en qué otras, colonia china, como dijo Enrico Letta en una entrevista, mientras nuestra democracia se deteriora al calor de líderes, como el propio Trump, condenado por 34 delitos graves, pero que ganan elecciones para, desde ahí, acabar con el Estado de derecho e indultarse. El relato de Trump, basado en la mentira, los bulos, el insulto, el agravio, el negacionismo y el elogio a violencia como el asalto el Congreso, ha canalizado el apoyo de la mayoría de un pueblo americano que se siente, con más o menos evidencias, maltratado, olvidado, amenazado y engañado por los políticos del “sistema”, que han abusado, en exceso, de un cierto despotismo ilustrado: todo por el pueblo, pero sin el pueblo, ya que tenemos a la razón y a la ciencia de nuestro lado.
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