El orgasmo fingido de ‘Emmanuelle’: mucho lujo vacío para alcanzar el erotismo cero
La francesa Audrey Diwan descarrila en su aproximación al mito pornográfico de hace 50 años con un drama desnortado que da inicio al concurso del festival de San Sebastián
No hay silla de mimbre (para los expertos, el sillón Peacock) en la Emmanuelle del siglo XXI. Tampoco la había, cuidado, en la primera adaptación de la novela al cine, sino solo en su afiche, pero aquella Emmanuelle de 1974 construyó su propio imaginario con un éxito impresionante. Hasta el punto de que en París se proyectó durante 13 años en un cine de los Campos Elíseos. Y los españoles cruzaban la frontera para verla en el país vecino. Era el ejemplo de un cine que usaba una protagonista femenina para prolongar la mirada masculina ante una sexualidad que nunca creyó en la paridad, sino en el alivio rápido y en el cuanto más cacha, mejor. La mujer objeto.
¿Cuál es tu reacción?