El plante de Puigdemont a su “Generalitat paralela” rubrica la caída en desgracia de la entidad
El Consell de la República, marginado por la pérdida de influencia y herido por las sospechas de uso indebido de dinero, sufre la dimisión en bloque de toda su cúpula
El último fin de semana de octubre, Carles Puigdemont se convirtió oficialmente en presidente de Junts per Catalunya. El nombramiento, por aclamación durante un congreso político que el partido celebró en Calella (Barcelona), generó un efecto instantáneo en el Consell de la República, la entidad independentista ideada por el propio Puigdemont desde Bélgica para actuar como una suerte de Generalitat paralela. “Hay que repensar el Consell de la República y no nos tiene que dar ningún miedo tomar decisiones”, manifestaba durante el congreso de Junts una persona que ha ocupado responsabilidades en el órgano de gobierno del Consell. Ocho días más tarde, el lunes 4 de noviembre, Puigdemont se reunía con la cúpula de la entidad y decidía dimitir. Todos sus colaboradores renunciaban, en bloque, con él. El vacío de poder embravece el remolino interno que han provocado las acusaciones contra Toni Comín, vicepresidente de la entidad, por uso indebido de dinero.
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