El primer ministro japonés busca seguir al frente del Ejecutivo a pesar del castigo en las urnas
La coalición de Gobierno conservador se plantea acuerdos puntuales con formaciones minoritarias para mantenerse en el poder
El verdadero puzle de la política japonesa ha empezado este lunes, después de unas elecciones celebradas el domingo en las que la coalición del Gobierno ha sido severamente castigada por los votantes. En el resultado se mezcla un magma de descontento por la corrupción, el coste de la vida, la inflación y la atonía de las finanzas en la cuarta economía del planeta. El primer ministro, Shigeru Ishiba, ha asegurado que tratará de continuar al frente de la nación, a pesar del revés en las urnas. El Partido Liberal Demócrata (PLD), formación que lidera apenas desde este mes de octubre, ha ganado los comicios, pero junto a su tradicional socio, el partido budista Komeito, se ha quedado en 215 escaños, muy lejos de los 288 de la legislatura anterior, y a una distancia considerable de los 233 necesarios para controlar la Cámara baja, de 456 asientos.
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