El problema de la obesidad infantil: “Reducir los ultraprocesados es un mensaje de salud pública”
La enfermedad crónica afecta ya a casi cuatro de cada diez niños en España, pero la ciencia demuestra que las intervenciones basadas en la dieta mediterránea pueden revertir la dolencia
Alberto —nombre ficticio— es un niño de 11 años que vive en Vigo. Entrena a baloncesto dos veces por semana y compite los domingos. Juega de pívot. Dice que intenta comer de todo, pero que detesta las verduras cocidas y las lentejas. Confiesa que su comida favorita es la fideuá que hace su madre, pero que por el trabajo no siempre tiene tiempo para preparársela. De merienda en el colegio a veces lleva una manzana o un plátano, pero a él le gustan más las galletas de chocolate, que ya van empaquetadas “y nunca se esmagan [aplastan] en la mochila”. Cerca de su casa casi toda la oferta de restaurantes son de comida rápida, sean multinacionales o bares del barrio. El joven padece una enfermedad que afecta ya a más de uno de cada tres menores en España: la obesidad infantil.
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