El progreso
A esas tierras llegó antes la luz que el agua corriente. Sé de alguien que compró una lavadora sin tenerla aún: había ganas, fueron siglos de helarse las manos haciendo la colada
En algún momento del siglo XX, el diminuto pueblo soriano del que procede la rama materna de mi familia se convirtió en pedanía de otro pueblo cercano, algo menos microscópico y por ello cabecera de comarca, pasando a depender de él administrativamente en un proceso similar al seguido por otras aldeas vecinas que intentaban escapar de la larga lista de despoblados que definen el lugar. La cosa, claro, no resultó fácil, y de todas las historias que cuentan unos y otros sobre su relación hay una demasiado buena como para que me arriesgue a comprobar su veracidad. Es la siguiente.
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