Hilma af Klint, la médium que pintó para el futuro
La precursora secreta de la abstracción, por delante de Kandinski o Mondrian, es uno de los pilares de la temporada cultural y protagoniza una gran exposición en el Guggenheim
Hilma af Klint tenía 82 años cuando perdió la vida a consecuencia de una caída de un tranvía del que bajó precipitadamente. Se dirigía a su nueva casa cerca de Estocolmo. Era el 21 de octubre de 1944, el mismo año en el que murieron dos reconocidos pioneros de la abstracción: el ruso Vasili Kandinski y el neerlandés Piet Mondrian. El mundo del arte tuvo noticias tempranas de la obra de ellos. El mismísimo MoMA de Nueva York, considerado el Vaticano del Arte, elaboró su propia historia de la abstracción dejando fuera a la artista sueca en sucesivas antológicas. Una ausencia que se mantuvo en la gran exposición de 2012 del centro (Inventing Abstraction, 1910–1925) y que sus responsables nunca explicaron. Con incursiones más o menos notables en diferentes museos, habría que esperar hasta 2018 para que el público pudiera mostrar auténtica adoración por la obra de Hilma af Klint. Fue en el museo más espectacular del Upper East Side, el Solomon R. Guggenheim. Por las salas del mítico edificio construido por Frank Lloyd Wright, pasaron más de 900.000 personas que consagraron la muestra como la más visitada de la temporada. A la vez, se multiplicaron los ensayos y monografías sobre la hasta entonces poco conocida artista. Ahora, nadie parece dudar de que reúne todos los méritos para ser presentada al mundo como pionera de la abstracción. Su fascinante y oculta historia no hace más que multiplicar el interés por el personaje.
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