La aciaga mordedura de la araña violinista, la más venenosa de las que viven en España: “No podía ni conducir del dolor”
Una enfermera de Almería pierde la movilidad de un dedo a causa del veneno del artrópodo. Es el último caso publicado en la literatura científica de las decenas registrados en los últimos años
Nuria Hernández, enfermera en el centro de salud de Vera (Almería), quiso coger una aguja hipodérmica de una caja recién sacada del almacén cuando sintió una ligera molestia. “Fue tan poca cosa que en el momento ni me paré a pensar en ello”, recuerda. Un par de horas más tarde, sin embargo, el dedo índice de la mano derecha empezó a dolerle de forma cada vez más intensa. “Al final no podía ni trabajar. Tuve que irme a casa y, por el camino, lloraba en el coche. No podía ni conducir del dolor”, rememora esta profesional sanitaria que hoy tiene 48 años
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