La deconstrucción imposible en las zonas inundables de Cataluña
Alcaldes y teóricos admiten que expropiar y derribar viviendas en los municipios del litoral afectados por el cambio climático no es factible
“Revisarán las zonas inundables pero, ¿se plantean deconstruir en la fachada del litoral?”. Esta fue una de las preguntas al president de la Generalitat, Salvador Illa, en la rueda de prensa posterior a la reunión del comité de seguimiento de la dana del pasado lunes, justo cuando las tormentas castigaban Cataluña. La respuesta fue contundente: “Queremos un país en que cualquier actividad -residencial, económica…-se pueda desarrollar sabiendo que si hay un episodio meteorológico se podrá actuar con garantías. Haremos lo que convenga, donde convenga, con sentido común y con respeto al estado del bienestar”. Posteriormente, el miércoles en el Parlament, Illa insistió en que se deben actualizar las cartografías de zonas inundables de Cataluña. El president no habló en el pleno ni de deconstruir, ni de expropiar, ni de derribar zonas afectadas por la inundabilidad. Aun así, la dana mortal que ha sufrido el país ha puesto sobre la mesa la posibilidad de tomar drásticas decisiones en zonas peligrosas. Una opción que los estudiosos descartan al tratarse de procesos complicados. La catedrática de física de la atmosfera de la Universidad de Barcelona, Carmen Llasat, opta por una camino más fácil que supone no rehacer aquello que se lleve por delante los temporales e impedir nuevas construcciones en zonas inundables.
El río Tordera, sin solución ante las inundaciones
La frontera entre dos municipios, Malgrat de Mar (Barcelona) y Blanes (Girona), está delimitada por el delta del río Tordera. En enero de 2020, el temporal Gloria quintuplicó el caudal del río, el puente que conectaba ambas localidades cedió por la fuerza del agua y sus restos causaron un dique que desbordó el río hasta llegar a los campings y campos de sus alrededores. "Del Gloria tengo malos recuerdos. El agua superó el metro y medio”, rememora Joan, un campesino octogenario que trabaja en el espacio agrícola del Pla de Grau.
Las alertas rojas que lanzó el lunes la Generalitat por lluvias torrenciales en esta zona no fueron ni una sombra de lo que sucedió hace cuatro años, pero recuerda que en el delta del Tordera todavía no se ha encontrado una solución. La Agencia Catalana de Agua (ACA) presentó en 2022 el Pla de Motes con medidas como la reordenación de las motas existentes, la ampliación del lecho del río Tordera y el ensanchamiento del canal Viver. Sin embargo, Joan Aubanell, propietario del Camping del Mar, señala que la industria y los comercios de la zona llevan dos años sin recibir noticias del plan y agrega que “los laterales del río se deben proteger y debería haber un espacio de seguridad”.
Los campings del delta cuentan con un sistema de alerta temprana de inundaciones (SATI) desde 2017, que consiste en monitorizar la previsión del tiempo de la zona y vigilar la variable del mar y el río, ya que se encuentran en primera línea. El instrumento tiene tres alarmas, la más grave siendo la evacuación de las personas a zonas seguras en caso de peligro de inundaciones y que solo se ha alcanzado durante el temporal Gloria. “Es un sistema muy potente y estamos muy contentos”, asegura Aubanell. Esta semana el sistema solo alcanzó la situación de prealerta, de acuerdo con los avisos del Servicio Catalán de Meteorología.
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