La llamada de felicitación de Puigdemont a Illa no rebaja la tensión entre ambos
El líder de Junts telefoneó al recién investido ‘president’ en una muestra de “cortesía institucional”
Carles Puigdemont se quedó voluntariamente incomunicado el 8 de agosto. Tras aparecer por sorpresa en el centro de Barcelona para ofrecer un breve mitin delante de 3.000 incondicionales, se montó en un coche con la voluntad, supuestamente, de recorrer los 500 metros que hay entre el Arc de Triomf y el Parc de la Ciutadella, sede del Parlament de Cataluña. En su partido, Junts, aseguran que tenía intención de acudir, como había prometido, al pleno de investidura de Salvador Illa, pero cambió de planes porque constató un férreo dispositivo policial para detenerlo a las puertas de la Cámara autónoma. Entonces optó por escapar de Barcelona y poner rumbo de nuevo a su fortín de Bélgica, donde reside desde 2017 para rehuir la acción de la justicia española. Desconectó el teléfono para evitar posibles seguimientos policiales. Lo mismo hizo Jordi Turull, secretario general de Junts, que iba montado en el mismo coche que el líder del partido.
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