La locura compartida de Rafa Nadal
Se va Nadal agradeciendo al mundo su cariño y atención, con la ceja enarcada en un gesto de fastidio y la vitrina llena de honores
Aunque cueste creerlo, Rafa Nadal y yo tenemos algo en común más allá del nombre de pila y la nacionalidad española. Me refiero a la absoluta falta de control sobre nuestras cejas, del todo independientes, capaces de moverse arriba y abajo sin motivo aparente y dibujar arcos imposibles por sí solas, como perfectas embajadoras de nuestros distintos estados de ánimo. A Carlo Ancelotti le pasa más o menos lo mismo, aunque en su caso, como italiano que es, uno nunca sabe dónde terminan las cejas y dónde arranca el flequillo.
¿Cuál es tu reacción?