La mayoría de los agroquímicos dañan a los insectos sin ser insecticidas
Una serie de experimentos con un millar de compuestos descubre efectos no letales que podrían explicar el declive de estos artrópodos
Expuestas a dosis muy bajas de glifosato, las larvas de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), se encorvaban, aumentando la frecuencia en la que cabeceaban y alteraban sus desplazamientos. Al exponerlas al dodine, también en bajísimas concentraciones, vieron que cambiaban la estructura de determinadas proteínas de los gusanos. El problema es que ni el glifosato ni el dodine son insecticidas. El primero es un herbicida y el segundo un fungicida. Es uno de los hallazgos de una serie de experimentos con más de un millar de agroquímicos publicado hoy jueves en Science. La mayoría de estos compuestos no matan a la mosca, no están diseñados para ello, pero alteran su conducta y su desarrollo comprometiendo su supervivencia. Este descubrimiento podría ayudar a explicar por qué el mundo se está quedando sin insectos.
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