La movida de la Copa del América
¿Ha contribuido el evento a poner a Barcelona en el universo de las grandes ciudades como en el 92? La respuesta es que probablemente no
La Copa del América ya ha tocado a su fin. Oficialmente ha sido un éxito. A buen seguro se habrá llegado a esos 2,5 millones de asistentes previstos —según el Ayuntamiento de Barcelona, antes de la final ya estaba la cosa en 1,6 millones— y se rondará esa audiencia apuntada por la organización de 941 millones de personas, nada más y nada menos que por detrás de un mundial de fútbol o de unos Juegos Olímpicos. La previsión está para cumplirse, como en los viejos planes quinquenales. Hay una base sólida: los datos aportados por la edición de 2007 de la competición, celebrada en la Valencia de Francisco Camps y Rita Barberá. Con esas expectativas de impacto, el Gobierno central declaró la competición acontecimiento de excepcional interés público. Esa medida permite gozar de ventajas fiscales similares a los programas impulsados por el Consejo Superior de Deportes como, por ejemplo, el plan de preparación de los atletas españoles para los Juegos Olímpicos de París 2024.
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