La nostalgia de tanta puñetera lentitud
Cuando regresas en tren de Sevilla a Madrid y llegas a destino con muchísimo retraso, maldices la poesía
Mi abuelo atesoraba trenecitos de plástico. Yo me imaginaba personajes que bajaban y subían de los vagones en miniatura y de las locomotoras. Mi abuelo decía: “No toques eso”. Pero me dejaba tocarlo. En aquellos trenes de juguete siempre viajaban personajes de ficción que lucían gorros de piel y manguitos. Portaban sombreras y baúles. Maletas de cartón que yo nunca había visto en mi propia casa.
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