La ofensiva israelí pone a prueba los equilibrios del frágil Líbano
El desplazamiento de cientos de miles de chiíes genera miedo entre cristianos y suníes a convertirse en objetivo, pero abundan las muestras de solidaridad y unidad nacional por encima de los credos
Los vecinos de Keserwan, un bello distrito montañoso de Líbano en el que abundan las iglesias y las residencias veraniegas para huir del calor de Beirut, llevaban décadas acostumbrados a ver los bombardeos israelíes en los telediarios, como una realidad ajena, pese a suceder en su país. En los 34 días de guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, el objetivo más cercano fue un puente próximo al famoso casino; y estos días lo estaba siendo Dahiye, el feudo del partido-milicia Hezbolá al sur de Beirut, a solo 20 kilómetros. Hasta este miércoles, cuando la explosión sonó mucho más cerca. Por primera vez, Israel disparó un misil contra una vivienda en Maaysra, una isla chií entre las localidades cristianas de Keserwan.
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