Las deudas del narco gallego no se entierran: la venganza del hijo de un traficante asesinado 26 años después
Antonio Cores está en prisión por apuñalar a uno de los dos implicados en la sangrienta ejecución de su padre cuando él era un niño
Una de las represalias más violentas entre narcos gallegos de los años noventa, cuando el tráfico de cocaína en la ría de Arousa se convirtió en la lanzadera del negocio en Europa, ha resucitado de los archivos policiales para explicar un apuñalamiento ocurrido en la noche del pasado 15 de septiembre en Vilagarcía. La víctima es uno de los dos únicos condenados hace 26 años en el asesinato con ensañamiento de Ramón Cores Caldelas, por aquel entonces correa de transmisión de los capos para la distribución de estupefacientes. Su hijo Antonio tenía 12 años cuando su padre apareció carbonizado dentro de su coche en una cuneta. Ahora ha sido detenido por atacar a Arturo García Lamas, de 54 años, recadero del difunto implicado en su asesinato y que se recupera en el hospital de varias cuchilladas en la boca y el hombro izquierdo.
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