Los rostros de Tarteso llegan al Museo Arqueológico Nacional
Una exposición muestra las primeras esculturas halladas de la civilización que floreció en el suroeste de la península Ibérica entre los siglos IX y V antes de Cristo
Primero apareció, a muy poca profundidad, el fragmento de lo que parecía un rostro de piedra, tal vez de un animal, un monstruo, pensaron los arqueólogos del Consejo Superio de Investigaciones Científicas (CSIC) Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, directores del yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, que está desenterrando un monumental edificio del siglo V antes de Cristo en Guareña (Badajoz). Pero poco después aparecieron otros cinco fragmentos que formaban parte de una cara definitivamente humana, aunque solo dejaran ver una frente, una barbilla y una oreja junto a la que caía una trenza, símbolo de transición de los guerreros hacia la edad adulta, muy común en la protohistoria de la península Ibérica. Para entonces, ya podían intuir la magnitud de un hallazgo que se completó con otros dos rostros fragmentados y una frente con una diadema y que suponen las primeras esculturas halladas en el contexto de Tarteso, la fascinante cultura que dominó el suroeste peninsular entre los siglos IX y V antes de nuestra era, y que hasta ese momento se consideraba anicónica. Estas piezas no solo son representaciones humanas, sino que además son de una belleza y una calidad artística similar a la de las mejores obras que se producían en aquellas fechas al otro lado del Mediterráneo, en Grecia y Etruria (centro de Italia).
¿Cuál es tu reacción?